Antípodas

Bandera I – impresión digital sobre tela y listón de madera / 100 x 100 cm aprox / 2016

Hito – listones de madera de pino, cuerda, bridas e impresión digital sobre tela / conjunto: dimensiones variables / 2016
Piedras – impresiones digitales sobre papel vegetal / 35 uds. de 40 x 30 c/u / conjunto: dimensiones variables / 2016

Antípodas I – impresiones digitales sobre papel / 6 uds. de 30 x 40 cm c/u / 2016

Bandera II – impresión digital sobre tela / 100 x 65 cm / 2016

Vista general de la exposición

Bandera III – impresiones digitales sobre tela / 2 uds. de 65 x 45 cm c/u / 2016

Sin título – impresiones digitales sobre papel vegetal, listones de madera e impresión digital sobre tela / 80 x 120 x 3 cm aprox / 2016

En geografía, antípoda (del griego anti: “opuesto” y pous, podós: “pie, del pie”), es el lugar de la superficie terrestre diametralmente opuesto a otro lado de una posición en particular; es decir, el lugar de la superficie terrestre más alejado.

Experimentar el paisaje desde la red significa tomar distancia, y por tanto, los dispositivos fotográficos ayudan a trasladar –en términos de tiempo y espacio– esta experiencia corporal. ¿Qué hacer cuando el paisaje arroja más información de la que podemos recolectar? Sin duda esta ha sido una pregunta que se nos ha formulado desde el siglo pasado. Hoy gracias a internet,  la encrucijada es poner al espectador en esta misma situación y, a manera de espejo, enfrentarlo al paisaje, para que observe y reflexione dentro de unos límites y parámetros indefinidos.

En este sentido, el fragmento de paisaje que observamos gracias a Google Earth, es una reliquia de lo queda de esa experiencia. La información arrojada por el paisaje y mediada por los límites formales de la fotografía, es en Antípodas el detonante que da inicio a un discurso conceptual,  que sirve como modelo para reconfigurar formas tridimensionales de territorios opuestos.

Antípodas implica la noción de esfericidad de la tierra, a partir del momento en que su modelo de orientación se impone, tomando forma a partir de la hipótesis de un trayecto, de un desplazamiento virtual y de una experiencia física, que se inicia entre todos aquellos espectadores que entren en el espacio expositivo y convivan con una serie de dispositivos como fotografías terrestres, códigos informáticos, orientación y latitud, proyecciones de diapositivas, y un registro documental de una serie de cartas enviadas a la localidad más próxima de nuestra antípoda en Nueva Zelanda, y así, en estos márgenes de representación, ampliar la percepción de un nuevo territorio.

Proyecto en colaboración con Miguel Benjumea.

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